El nacimiento de la institución
Al menos desde 1171 Tarragona contaba con una institución hospitalaria, el llamado Hospital de la Sede, el cual estaba destinado a la atención de los canónigos y sus familiares. Este hospital fue creado por el arzobispo Hug de Cervelló (1163-1171) y estaba ubicado en la actual calle de les Coques. Paralelamente existía un hospital sufragado por la ciudad el cual fue cambiando de ubicación. Sin embargo, la primera fecha de la que tenemos constancia de su existencia es 1370 impulsado por el presbítero y comensal Pedro Carabasser. Todo parece indicar que se ubicó en el lugar que hasta entonces había ocupado la leprosería, aproximadamente en el lugar que hoy ocupa la iglesia de los padres carmelitas. A finales del siglo XIV la ciudad vendió el edificio y ya durante los primeros años del siglo XV lo encontramos documentado en la zona del corral, aproximadamente en el lugar que hoy ocupa el ayuntamiento. En cualquiera de los casos, el mal estado del edificio llevó a los administradores a pedir al consejo el traslado a un nuevo edificio. Este cambio parece que no tuvo efecto pero si que se realizaron diversas obras de mejora. Con el sitio de Juan II en la ciudad durante la Guerra Civil Catalana (1462) el estado del hospital no hizo más que empeorar mientras la idea de la fusión de los dos hospitales existentes en la ciudad iba tomando cada vez más fuerza.
Tras la propuesta presentada por los capítulos municipal y catedralicio, el 15 de diciembre de 1464 el arzobispo Pedro de Urrea dio las disposiciones necesarias para el nacimiento del nuevo hospital. Este, bajo la invocación de Santa Tecla se situó en el edificio del antiguo Hospital de la Sede, mejor dotado y ubicado. El acta de fundación contempla que para el buen funcionamiento tanto la ciudad como el capítulo debían escoger un consejero y éstos, a su vez, un administrador de cada parte.
El cambio de edificio
A finales del siglo XVI, el antiguo hospital edificado a finales del siglo XII había quedado ya totalmente obsoleto y surgió la necesidad de construir otro edificio. Para buscar el emplazamiento adecuado se organizó una comisión con personalidades tanto de la ciudad como del capítulo. Finalmente, se decidió que el mejor lugar se encontraba en un solar frente «la muralleta» entre el edificio del Seminario y la casa de los jesuitas. El nuevo Hospital de Santa Tecla se inauguró en 1588, durante el pontificado del arzobispo Antoni Agustín, llevando el Santísimo en procesión desde la catedral. Las obras se costearon con limosnas dadas por el capítulo y el consejo de la ciudad así como también de un impuesto sobre cada libra de carne de todas las carnicerías de la ciudad.
Traslados inesperados
Los diferentes eventos que irrumpieron en la ciudad a lo largo de los años también afectaron al hospital. En 1711 las tropas de Felipe V entraron en la ciudad y ocuparon el hospital para destinarlo a sus enfermos, como consecuencia los administradores tuvieron que buscar una casa donde resguardar los enfermos que se encontraba en una calle, hoy desaparecida. No será hasta el 1750 en que se recupere el edificio pero con la obligación de atender a los militares enfermos. Durante este período fueron constantes los intentos de convertir el hospital en Hospital Real pero gracias a la constante negativa de la administración del Hospital pudo seguir siendo regido por la ciudad y el capítulo. Este hecho supuso que otra vez las instalaciones del hospital se vieran obsoletas. Así pues, durante la segunda mitad del siglo XVIII se llevó a cabo una importante ampliación del hospital hasta la esquina de la calle San Agustín. En esta ampliación también iba proyectada la instalación de la Casa de Recogidas la que se instaló en el tercer piso. Esta casa, a pesar de no ser administrada directamente por el hospital, se edificó para atender y dar cobijo a prostitutas y mujeres de mal vivir, tal y como las llaman los documentos coetáneos.
En mayo de 1811 el ataque de los franceses en la ciudad supuso otro trastorno para el hospital y sus enfermos los que tuvieron que ser trasladados a la casa de la dignidad del enfermero y más tarde en la casa de la dignidad del arcediano de Vila-seca. El edificio del hospital fue ocupado como cuartel por los franceses hasta el 1813, fecha en que los franceses se fueron de la ciudad. Sin embargo, las vicisitudes del hospital no habían acabado ya que con la marcha de los franceses, los ingleses ocuparon el hospital para instalar allí a sus enfermos. Hasta noviembre de 1813 los enfermos no retornaron al hospital, pero sólo se pudieron instalar en la parte baja del edificio. En abril de 1814 los ingleses abandonaron el hospital momento en que éste pudo proseguir con su tarea. Es lógico, pues, pensar que con todos los avatares que sufrió el hospital haya desaparecido la mayoría de la documentación hasta estas fechas.
Del Hospital de Santa Tecla al Hospital de Sant Pau y Santa Tecla
El hecho de que la capellanía del hospital no fuera un cargo vitalicio llevó a que, a menudo, el cargo fuera desarrollado con desgana. Para evitarlo, el 11 de octubre de 1765 los administradores del hospital lograron que se instituyera un beneficio perpetuo en la capilla del Hospital bajo la advocación de San Pablo y Santa Tecla. A partir de esta fecha el cura del hospital obtuvo el título de prior y el establecimiento pasó a denominarse por primera vez Hospital de Sant Pau y Santa Tecla aunque esta nomenclatura no se popularizó hasta el siglo XIX. Al cargo de prior le correspondía también el cargo de mayordomo, cajero del hospital y posteriormente administrador del cementerio.
Un hospital adecuado a su tiempo
Hasta bien entrado el siglo XX, la asistencia a los enfermos se dividía en dos grandes bloques. Por un lado estaba el médico cirujano, encargado de las operaciones, y por el otro el médico encargado de la visita a los enfermos. Será sobre todo a partir de los años veinte del mismo siglo cuando se da un nuevo impulso al hospital para modernizarlo y adecuarlo a los nuevos tiempos. Se construyen nuevas salas de operaciones y laboratorios de análisis y poco a poco se contrata personal especializado en diversas áreas. Aparecen en el hospital la especialidad de oftalmología, otorrinolaringología, radiología, cardiología, dentista etc, abandonando la idea de un médico y un cirujano con los correspondientes ayudantes como único personal del hospital.
Durante las décadas de los años 1950 y 1960 se fueron realizando diferentes obras de reforma y mejora pero no será hasta la década de 1970 que se realizará la gran ampliación del Hospital tal y como lo conocemos hoy en día.
El Teatro Principal
En cuanto al Teatro Principal, se tienen datos que desde 1636 la ciudad disponía de un lugar destinado a tal fin el beneficio se destinaba a obras de caridad aunque se desconoce si se utilizaba alguna casa sólo destinada a él o se adaptó alguna dependencia del Hospital. No obstante, no será hasta 1820 cuando se construya el edificio ubicado en la Rambla Vella. Este se mantuvo hasta 1964 cuando fue vendido y derribado.
El Cementerio
El cementerio de la ciudad se encuentra ubicado desde 1809 en la partida de la montaña de la Oliva. Este, pasó a ser gestionado por el hospital en 1825, momento desde el cual el archivo del hospital en conserva la documentación.